dimecres, 21 de març del 2012

Reconocerse en los ojos de los demás

Hay días en los que no me reconozco. No sé cómo explicarlo. Cuando leo o escucho historias de mujeres que han perdido a su bebé pienso "¡qué duro!", y me sorprende darme cuenta que yo soy una de ellas, por partida doble. Después hablan de lo que sienten, de sus pensamientos, de sus miedos, de su dolor... y me veo reflejada. Entiendo lo que expresan porque lo he vivido y lo estoy viviendo, pero a veces parece como si no me hubiera pasado a mí. A veces lo veo lejano, aunque sólo hayan pasado dos semanas.

Me da miedo estar aún en la etapa de negación. No quiero levantarme un día, darme cuenta que todo ha sido real y derrumbarme. Sé que el duelo lleva su tiempo y que cada persona pasa por su propio proceso. Sé que  la superación de la pérdida supone dos pasos adelante y uno atrás. Será que llevo unos días con pasos adelante y ahora me cuesta retroceder. Será que llevo unos días sin llorar y veo que llega el momento de hacerlo.

Hoy he tenido una llamada telefónica. Curiosamente aún hay gente que no ha sabido de mis embarazos y de mis pérdidas. Al saber que estoy de baja, ha preguntado y le he explicado la situación. Será que llevo unos días fuerte, porque he estado optimista y le "he quitado hierro al asunto". He obviado mi pérdida anterior. He pensado, ¿para qué?. Ya se sentía bastante mal y me hubiera sentido incómoda. A pesar de que ha sido respetuoso, que no ha dicho las típicas frases que odio y que se notaba que lo sentía de verdad, no me gustaba la imagen que él proyectaba de mí en ese momento. No me gusta dar pena. No quiero ser la pobrecita que ha perdido dos bebés en dos embarazos algo avanzados. Pero lo soy.

Pero al final me he sentido mal. No decirle que había perdido otra niña hace medio año ha sido como si la hubiera negado. No es sólo por la llamada de hoy, creo que hoy he hecho bien, pero me hace pensar en el futuro. ¿Qué pasará cuando alguien me pregunte "tienes hijos"? Me molesta tener que esconder que he tenido dos niñas, siento que las estoy desmereciendo. Me gustaría decirles: "tengo dos hijas pero, por desgracia, no están conmigo". Pero también me molesta tener que dar explicaciones, tener que ver las caras transformadas, sentirme incómoda, escuchar frases triviales de ánimo que duelen más, y ver en sus ojos que les doy lástima.

Lo mismo pasa con los que tengo más cerca que conocen la situación. Evitan decir cualquier palabra relacionada con embarazo, bebés, aborto... Ves cómo buscan otra manera de decirlo que no me haga pensar en lo ocurrido. Agradezco que quieran que esté bien, pero la imagen que proyectan es de: "pobrecita, ¿cómo lo digo para que no se sienta mal?" A mi me gustaría decirles que se comportaran normalmente, que de todas maneras me acuerdo de mis hijas en todo momento.

Sé que con el tiempo pasará. Mi entorno se irá normalizando, aprenderé a escuchar preguntas inoportunas y tendré respuestas diferentes dependiendo de la situación, del momento y de la persona. No me sentiré culpable por ninguna de esas respuestas, no me importará la imagen que tengan los demás de mi y de mi historia. Pero, mientras llega el momento, es todo muy duro. Y lo peor es que no me queda más remedio que pasarlo para avanzar.

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