diumenge, 18 de març del 2012

Cuando dolor no es igual a tiempo

Alguien me ha dicho hoy que si de todas maneras tenía que haber perdido a mis hijas, hubiera sido mejor en el primer trimestre del embarazo. Y, por esta regla, mejor en el segundo que en el tercero. No estoy de acuerdo. Lo he comentado en algún tema anterior: el dolor de los padres y madres no es directamente proporcional a la semana de gestación en la que perdieran a su bebé.

Una pérdida es siempre una pérdida. Con nuestros hij@s se van también nuestras ilusiones. Puede que socialmente nos hayan preparado para el "durante los tres primeros meses es normal", pero nunca piensas que te pueda tocar a ti. Mucha gente (que no lo ha pasado, claro) no le da demasiada importancia a las pérdidas durante los primeros meses de embarazo. Incluso hay una ley no escrita que dice que mejor no hacer público el embarazo hasta la eco de las 12 semanas, por si acaso. ¿Sabéis para que sirve esta ley? Para que muchos padres y madres tengan que pasar un duelo en silencio, ya que, como nadie lo sabía, sienten que no tienen derecho a estar tristes.

Si la pérdida es durante el segundo trimestre nos permiten estar algo más tristes. En mi caso, al ser de repetición, puedo estarlo algún tiempo más (¡gracias! irónicas, claro). El feto, que así lo llaman, no tenía edad de sobrevivir, y cómo soy joven, tengo tiempo, ya vendrán más y un largo etc. no puedo mostrar mi enfado, rabia, frustración, desilusión, miedo, tristeza,... durante demasiado tiempo. Que al final es que soy masoca y me gusta revolcarme en la... pena (no es el lugar para soltar tacos).

No puedo hablar de las pérdidas en el tercer trimestre, ni poco después de nacer. No lo he vivido. Es cierto que el embarazo debe de ser mucho más real, notas los movimientos, es la cuenta atrás. Es mucho más inesperado. Se ha hablado algunas veces en SUA, de cómo nadie está preparado para pérdidas tan avanzadas, pero que existen, y que de alguna manera deberíamos ser conscientes de ello sin tener que pasar un embarazo angustioso.

Me estoy yendo por las ramas...

La conclusión de todo este rollo anterior, es que el dolor no puede medirse únicamente por la semana de gestación en la que nos dejaron nuestros hij@s. El trato recibido por los y las profesionales en el proceso, el puerperio, la propia manera de ser y la propia experiencia, el apoyo de los familiares, la comprensión del entorno, etc. pueden hacer que la experiencia sea más o menos traumática. Y así ayudar o entorpecer el proceso del duelo.

Hoy me he quedado a gusto, ¿eh? 

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