divendres, 29 de març del 2013

Semana Santa

No soy muy devota de las procesiones de Semana Santa. El año pasado, con la excusa de acompañar a mi madre, fui a verla después de muchos años sin participar. Hacía casi un mes que Aina no estaba con nosotros y no pude reprimir las lágrimas. La mezcla del clima que se crea junto con mi tristeza fue una bomba de relojería. 

En realidad creo que desde que perdí a Aina tengo la sensibilidad a flor de piel, o quizás es que ya no me incomoda llorar públicamente, mostrar la parte de mí más vulnerable. Otra de las cosas que he aprendido.

Este año no he vuelto, pero me han traído una parte a casa. Mi cuñada forma parte de una cofradía y este año el paso del Sant Crist estaba adornado con gerberas rosas. Esta tarde mi hermano y ella me han traído  dos a casa.

Aquí están, en su rinconcito

Me hacen tanta ilusión estos detalles... Mil gràcies!

Si mi vida hubiera sido otra, quizás este año hubiera ido con una de mis hijas a recoger "confits". Pero ya sabemos que no esa no es mi vida. Aún así ellas siguen estando presentes.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada