dijous, 21 de juny del 2012

Un cuento para Salomé

Salomé es una preciosa niña que dejó el vientre de su mamá para instalarse para siempre en el corazón de sus padres. Si no podía estar en sus brazos, no había lugar mejor que el corazón. 

Desprende tanto amor que es imposible no quererla. No importa si no la has conocido. Hay miles de canciones, de poemas y de imágenes que hablan de ella. Sólo hace falta un requisito, saber mirar con el alma. Entonces la podrás descubrir.

Salomé vive en un lugar especial, un lugar mágico donde encontrar a todos los bebés de luz, los que se fueron demasiado pronto. Es un lugar precioso, soleado, lleno de flores, de agua, de arcoiris, de felicidad... En el que sólo se escuchan las canciones, los juegos y las risas de los niños y niñas que lo habitan. 

Cada día Salomé visita a sus papás en la tierra. Les susurra palabras bellas al oído, pero como sabe de la dificultad para escucharla, a veces lo hace en forma de canción o de poema. Por las noches les acompaña en los sueños, incluso consigue introducirse en ellos. Se mete debajo de las sábanas y les hace cosquillas en los pies. Les regala imágenes bellas y recuerdos. Aprovecha para jugar con Manny, que si puede verla, corren y saltan. Una le tira del rabo y el otro le da lametones. Y Salomé ríe a carcajadas.

Sus papás son muy habilidosos reconociendo esas señales de la pequeña. A veces sonríen, a veces lloran, pero ella es feliz porque ha logrado conectar con ellos, porque recibe todo su amor. Y entonces vuelve a ese lugar mágico para seguir jugando, cantando y riendo con sus amigos y amigas.

Allí viven también dos hermanas: Júlia y Aina. Las llaman las florecitas. Pese a la alegría del lugar están algo preocupadas. Bajan cada día a visitar a sus papás, pero no consiguen conectar con ellos. Saben del amor que les tienen, pero están muy tristes y no son capaces de ver ni escuchar. 

Salomé decide ayudarlas. Les habla de un rinconcito que comparten papás y mamás de los niños de luz, donde encontrar las canciones, los poemas, las imágenes, los recuerdos, los sueños... Allí sus padres aprenderán a ver y escuchar con el alma y, de esta manera, podrán conectar.

Las pequeñas lo intentan una y otra vez, hasta que un día su mamá encuentra el rincón. Desde entonces todo ha cambiado. Júlia y Aina son muy felices porque pueden estar con sus padres de muchas maneras diferentes. A veces los ven llorar, a veces los ven reír, pero siempre vuelven al lugar con el corazón lleno de amor.

Salomé, no contenta del todo, decide regalarles algo más. A través de su mamá les hace a los padres de las florecitas un regalo muy especial. Una imagen de sus niñas en ese lugar tan maravilloso.



Y este cuento no tiene fin, porque el amor no se acaba y aún falta el regalo más importante que las tres niñas quieren hacer a sus papás. Nadie sabe cuando llegará, ni de qué manera. Pero llegará. Sólo hace falta creer...

2 comentaris:

  1. Qué precioso cuento!!

    Lo he leído muchas veces y siempre termino riendo entre lágrimas. Es perfecto, así me imagino siempre a Salito, feliz... riendo todo el tiempo, ella misma se ha encargado de que podamos recordarla con más ternura que tristeza.

    Ahora tus hijas, Júlia y Aina, hacen lo mismo... te transmiten paz y mucha dulzura, y me alegro tanto por ti mami, porque compruebo una vez más que son ellos quienes nos dan la fortaleza para seguir y a pesar del poco tiempo que estuvieron con nosotros, nos enseñan cada día más de lo que pensamos.

    Gracias Esther por permitirme conectar con Salomé a través de tus palabras... la encontré como siempre: risueña, amistosa y muy feliz!

    Besitos mami, besitos Júlia, besitos Aina... Dios te bendiga mi Salito.

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  2. Gracias a Salito y a ti por abrirme los ojos del alma.

    Gracias a Júlia y a Aina por enseñarme tanto.

    Y besos para todas!

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