dilluns, 29 d’octubre del 2012

Siete mariposas

Diferentes símbolos de Júlia y Aina me acompañan en mi día a día. No tengo apenas recuerdos tangibles de ellas, así que los voy creando. Cada nueva "joya" que encuentro en mi camino y que me conecta con ellas es una alegría.

Esta llegó hace un par de meses, pero no me acordaba de hacerle la foto para traerla a su rinconcito especial. Estas son las siete mariposas que me acompañan en mis viajes en coche:


Tienen su propia historia. 

La verdad es que la imagen de mariposa siempre ha ido ligada a mi vida y a la infancia en general. Mi casa está llena de mariposas que me han regalado, por una parte el papá, mi familia y, por otra, los niños y niñas que, por suerte, se han cruzado en mi camino y me han enseñado tanto.

Centrémonos, que la historia no es esa.

Fui a comprar algunas cosas para el cole. Buscaba unas bolsas de tela y las que más me gustaban venían con esas mariposas dentro. No eran especialmente bonitas, o no de mis preferidas, pero ya las utilizaré para algo, pensé. Cuando voy a pagar la cajera me dice que falta una mariposa en una de las bolsas: ¿Quieres ir a por ella? Sólo hay siete. Siete mariposas, siete. Nuestro número. No, así esta bien, gracias.

Para los que creen en las casualidades, la historia acaba así, sin ninguna otra lectura. Para mí, gran escéptica hasta que llegó la maternidad, estas pequeñas experiencias se convierten en mágicas, en señales de mis pequeñas florecitas. Situaciones que me recuerdan que soy madre de dos preciosas niñas a las que no puedo abrazar pero que quiero con el alma, y que me hacen creer que, de alguna manera, siguen conmigo.

Simplemente lo siento así y es lo que quiero, porque me da la gana y porque me hace feliz.

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